lunes, 14 de octubre de 2013

UN CUENTO PARA TENER EN CUENTA, RECUERDA QUE TODO LLEGA Y TODO PASA....



 Un gran rey que había contratado muchos sabios, se sentía frustrado con sus riquezas. Un país cercano, un país más poderoso que el suyo, se preparaba para atacar. El rey tenía miedo de la muerte, de la derrota, de la desesperación, de la vejez. Entonces llamó a sus sabios y les dijo: “No sé porqué, pero debo encontrar cierto anillo… uno que me pondrá alegre cuando esté infeliz y al mismo tiempo, si estoy feliz y lo miro, me pondrá triste”.
Estaba pidiendo una llave, una llave con la cual pudiese abrir dos puertas: la puerta de la felicidad y la puerta de la desdicha. ¿Qué les pedía? Pedía el dominio de sus estados de ánimo. Decía que quería volverse el dueño de sus estados de ánimo, no quería ser más la víctima de ellos.
Los sabios hicieron consultas entre ellos pero no pudieron llegar a ninguna conclusión. Finalmente fueron a un místico Sufi y le pidieron su consejo. El Sufi sólo se sacó un anillo del dedo y se los dio diciéndoles: “Hay una condición. Dénselo al rey, pero díganle que sólo debe mirar debajo de la piedra cuando todo esté perdido, cuando la confusión sea total, la agonía perfecta y cuando él se sienta absolutamente impotente. De otra manera perderá el mensaje”.
El rey guardó el anillo. Al poco tiempo comenzó la guerra con el reino vecino y tal como se suponía, la situación rápidamente se tornó en su contra.
Su país estaba perdido, huía del reino sólo para salvar su vida. El enemigo lo seguía, podía oir los caballos de sus perseguidores… y su caballo murió. Siguió corriendo a pie hasta que llegó a un punto sin retorno. Sólo había un abismo. En el último momento recordó el anillo. Lo abrió, miró debajo de la piedra y allí estaba el mensaje, que decía: “Esto también pasará”.
Osho

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